lunes, 25 de julio de 2011
Las dos alas. Del mercado al monasterio
En tí existen dos planos: El plano de la mente y el plano de la no-mente. O dicho en otras palabras: el plano en el que vives en la periferia de tu ser y el plano en el que estás en el centro de tu ser.
Todo circulo tiene su centro; puedes saberlo o no. Puede que ni siquiera sospeches que existe un centro, eres un circulo...existe un centro. Sin el centro no puedes existir; existe un núcleo de tu ser.
En ese centro eres ya un Buda, uno que ha llegado a casa. En la periferia estás en el mundo: en la mente, en los sueños, en ansiedades, en mil y un juegos. Y tú eres las dos cosas.
Tiene que haber momentos en los que ves que durante unos breves instantes has sido un Buda: la misma gracia, la misma conciencia, el mismo silencio; el mismo mundo de beatitudes, de bendición, de bienaventuranza. Habrá momentos, vislumbres de tu centro. No pueden ser permanentes; una y otra vez serás arrojado de nuevo a la periferia. Y te sentirás estúpido, triste, frustrado, sentirás que te pierdes el sentido de la vida...porque existes en dos planos: el plano del centro y el plano de la periferia.
Poco a poco te irás haciendo capaz de moverte de la periferia al centro y del centro a la periferia con toda soltura, como haces al entrar y salir de casa. No creas ninguna dicotomía. No dices: “Estoy fuera de casa así ¿como voy a entrar en la casa?. No dices “Estoy dentro de la casa, así ¿como voy a salir fuera?” Fuera hace sol, está un tiempo agradable; te sientas en el jardín. Empieza a hacer cada vez más calor y tú empiezas a sudar. Ya no es agradable, empieza a resultar incómodo; simplemente te levantas y entras en casa. Allí se está fresco, no estás incomodo. Ahora lo agradable es estar dentro. Y sigues entrando y saliendo.
Del mismo modo un hombre de conciencia y conocimiento se mueve desde la periferia al centro y del centro a la periferia. Nunca se queda fijo en ningún sitio. Del mercado al monasterio, de ser extravertido a ser introvertido, se mueve continuamente porque esas son sus dos alas. No están enfrentadas una con otra. Claro que están eqilibradas en direcciones opuestas; tiene que ser así. Si la s dos alas estuvieran en el mismo lado, el pájaro no podría volar hacia el cielo. Tienen que estar equilibradas, tienen que estar en direcciones opuestas, pero siguen perteneciendo al mismo pajáro y sirven al mismo pajáro.
Tu exterior y tu interior son tus alas.
(Osho, conciencia)
Sin tí es como si me faltara un ala. Tú me ayudas a ser. Tú me ayudas a volar.
Todo circulo tiene su centro; puedes saberlo o no. Puede que ni siquiera sospeches que existe un centro, eres un circulo...existe un centro. Sin el centro no puedes existir; existe un núcleo de tu ser.
En ese centro eres ya un Buda, uno que ha llegado a casa. En la periferia estás en el mundo: en la mente, en los sueños, en ansiedades, en mil y un juegos. Y tú eres las dos cosas.
Tiene que haber momentos en los que ves que durante unos breves instantes has sido un Buda: la misma gracia, la misma conciencia, el mismo silencio; el mismo mundo de beatitudes, de bendición, de bienaventuranza. Habrá momentos, vislumbres de tu centro. No pueden ser permanentes; una y otra vez serás arrojado de nuevo a la periferia. Y te sentirás estúpido, triste, frustrado, sentirás que te pierdes el sentido de la vida...porque existes en dos planos: el plano del centro y el plano de la periferia.
Poco a poco te irás haciendo capaz de moverte de la periferia al centro y del centro a la periferia con toda soltura, como haces al entrar y salir de casa. No creas ninguna dicotomía. No dices: “Estoy fuera de casa así ¿como voy a entrar en la casa?. No dices “Estoy dentro de la casa, así ¿como voy a salir fuera?” Fuera hace sol, está un tiempo agradable; te sientas en el jardín. Empieza a hacer cada vez más calor y tú empiezas a sudar. Ya no es agradable, empieza a resultar incómodo; simplemente te levantas y entras en casa. Allí se está fresco, no estás incomodo. Ahora lo agradable es estar dentro. Y sigues entrando y saliendo.
Del mismo modo un hombre de conciencia y conocimiento se mueve desde la periferia al centro y del centro a la periferia. Nunca se queda fijo en ningún sitio. Del mercado al monasterio, de ser extravertido a ser introvertido, se mueve continuamente porque esas son sus dos alas. No están enfrentadas una con otra. Claro que están eqilibradas en direcciones opuestas; tiene que ser así. Si la s dos alas estuvieran en el mismo lado, el pájaro no podría volar hacia el cielo. Tienen que estar equilibradas, tienen que estar en direcciones opuestas, pero siguen perteneciendo al mismo pajáro y sirven al mismo pajáro.
Tu exterior y tu interior son tus alas.
(Osho, conciencia)
Sin tí es como si me faltara un ala. Tú me ayudas a ser. Tú me ayudas a volar.
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